Carlos Surraco

  • Ciudad natal: Montevideo Montevideo Department
  • 10/08/1894 / 4/03/1976

Montevideo, 1894 – Montevideo, 1976

Ingreso de Facultad: 12/1914

Egreso de Facultad: 12/12/1922

Título obtenido: Arquitecto


Tomado de: Medero, M., Rodríguez, E., Sierra, J. Carlos Surraco. Montevideo: IHA, Facultad de Arquitectura, 2018. (en imprenta)

Carlos Alfonso Surraco Cantera (Montevideo, 10 de agosto de 1894 – Montevideo, 4 de marzo de 1976) es conocido por haber proyectado uno de los edificios más importantes del país: el Hospital de Clínicas. Por sus dimensiones y complejidad y por el largo proceso de construcción, el Clínicas determinó la carrera del arquitecto. Pero esta no se agotó en esa obra; la producción de Surraco fue prolífica en el ámbito hospitalario y también de la vivienda.

Ingresó a la carrera de Arquitectura de la Facultad de Matemáticas en 1914 y se graduó en diciembre de 1922 en la ya creada Facultad de Arquitectura. Recibió una sólida formación académica al tiempo que fue testigo de los debates en torno a los estilos historicistas y la necesidad de una nueva arquitectura para el siglo XX. Esta problemática fue, de hecho, uno de los ejes de reflexión de sus primeras obras y artículos.

La arquitectura comercial y residencial ocupó su agenda en la década de 1920. Durante estos años trabajó en conjunto con el ingeniero Luis Topolansky Müller (1892-1977), con quien creó un estudio y empresa constructora. Proyectaron y realizaron decenas de obras, buena parte de ellas para clientes de la colectividad alemana y austríaca vinculados con la familia Topolansky.(1) Entrevistado en 1972 por Mariano Arana, Lorenzo Garabelli y Luis Livni, Surraco afirmó que “con el ingeniero Topolansky tuvimos Empresa Constructora dos veces. Y nos ‘fundimos’ dos veces.”(2) No está claro qué periodos exactos abarcaron estos emprendimientos, pero hacia 1928 los proyectos de Surraco comenzaron a aparecer con su firma únicamente, lo que sitúa la disolución de la sociedad antes del fallo del concurso del Hospital de Clínicas y de la crisis en la industria de la construcción instalada a partir de 1929-1930.

En estos primeros años como profesional, Surraco manejó una heterogénea suma de fuentes de inspiración. En su artículo La pseudo arquitectura moderna nombraba aquellos arquitectos que consideraba a la vanguardia, entre otros: Frank Lloyd Wright, Louis Sullivan, Josef Hoffmann, Otto Wagner, Marcel Kammerer, Otto Schönthal, Emil Fahrenkamp, Hans Poelzig, Henri van de Velde, Auguste Perret, Walter Gropius, Tony Garnier, Bruno Taut, Jacobus J. P. Oud, Bernard Bijvoet, Jan Duiker, Robert Mallet-Stevens. Había en este grupo discípulos de la Wagnerschule, expresionistas y arquitectos cercanos a la Neue Sachlichkeit, que coincidían en su cruzada contra la vieja arquitectura de los estilos, pero de los cuales era difícil obtener un factor común, una línea arquitectónica a seguir.

El resultado de esta mirada ecléctica implicó un amplio abanico de estilos y resoluciones formales en sus obras. Edificios académicos o pintorescos, cercanos a arquitectos alemanes del entorno del Werkbund o a la secesión vienesa, detalles que recuerdan al expresionismo o referencias al Art déco (estilo que, paradójicamente, Surraco afirmaba detestar). A finales de los años veinte su arquitectura se hizo más austera y pretendió depurarse de las múltiples influencias para embarcarse en una única “expresión de su tiempo”, la arquitectura moderna.

Esta nueva arquitectura ya había sido defendida por Surraco en artículos de opinión publicados en El Progreso Arquitectónico en el Uruguay, Arquitectura de la Sociedad de Arquitectos, Páginas de Arte, La Cruz del Sur. En ellos, descubrimos a un joven profesional comprometido con el problema de la forma y la evolución de su arte. La educación arquitectónica del público, la acción del Estado y el rol de los arquitectos en cuanto a la construcción y la imagen de la ciudad fueron otros de los temas que visitó en más de una ocasión.

En 1929 cambiaría el rumbo de su actividad profesional. Con tan solo 35 años obtuvo el primer premio en el concurso para el Hospital de Clínicas. Se trataba de un enorme proyecto, situado en lo que había sido la quinta de Cibils, contigua al actual Parque Batlle. El concurso se realizó en dos fases. Luego de clasificar a la segunda, Surraco, por propia iniciativa, viajó a Nueva York para conocer de primera mano el funcionamiento de los grandes hospitales metropolitanos. Este hecho, según sus propias palabras, fue fundamental para componer su propuesta final y ganar el certamen.

Luego del ajuste del proyecto -que contó con el asesoramiento del Dr. Charles Burlingame, profesional involucrado en la construcción del Columbia-Presbyterian Medical Center de Nueva York-, las obras comenzaron inmediatamente. Diversas circunstancias, sin embargo, llevaron al enlentecimiento del ritmo de construcción. La estructura portante se completó alrededor de 1936, pero el edificio recién se inauguró en 1953. Al tiempo que el Clínicas se erigía, Surraco realizó dos obras de su autoría en el mismo predio: el Instituto de Higiene Experimental, previsto por la misma ley que había creado al Hospital de Clínicas y el único de los pabellones del programa original en llevarse a cabo, y el Instituto de Traumatología y Readaptación Funcional, edificio del Banco de Seguros que luego pasó a la órbita del Ministerio de Salud Pública (MSP).

Debido a la carencia de fondos para pagar sus honorarios, Surraco ingresó en 1932 a la administración pública, como arquitecto jefe de lo que luego sería la oficina de Arquitectura del MSP.(3) En este puesto trabajó, hasta 1955, como proyectista y asesor de obras hospitalarias en todo el país. Las realizaciones de su oficina fueron en buena medida reformas y sobrias ampliaciones adaptadas a los volúmenes originales. Hubo no obstante obras de planta nueva, entre ellas, los edificios Martirené y Beisso en Montevideo, el Hospital de San José y los pabellones de tuberculosos de diversas ciudades del interior como Durazno y Colonia del Sacramento.

La fotografía fue la otra gran pasión de Surraco. Este interés, que desarrolló a lo largo de toda su vida, lo llevó a ser fotógrafo de su propia obra arquitectónica. Convencido de la autonomía estética de esta expresión, experimentó con los puntos de vista y abrazó la técnica del bromóleo en busca de efectos artísticos. Este Surraco artista parece contrastar con aquel que, por momentos, hablaba de la arquitectura como una técnica pura o una ciencia. Una lectura más atenta a sus escritos y obras permite concluir, sin embargo, que al igual que la fotografía, la arquitectura era entendida por Surraco como una fusión entre la dimensión técnica y la artística.

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1. Aunque es difícil definir autorías, parece evidente que la tarea de diseño dentro de la firma correspondió esencialmente a Surraco.

2. Mariano Arana, Lorenzo Garabelli y Luis Livni, “Entrevista al Arq. Carlos A. Surraco,” Arquitectura, no. 259 (1989): 12.

3.  La fecha de su ingreso a la administración pública fue aportada por Surraco en la entrevista que Arana, Garabelli y Livni le realizaron en 1972. Cabe señalar que el Ministerio de Salud Pública aún no existía; fue creado entre 1933 y 1934.


Tomado de: Arana, Mariano; Garabelli, Lorenzo; Livni, José Luis. Entrevistas a arquitectos uruguayos. FADU, 2016.

Carlos A. Surraco (1896-1976)(19)

El arquitecto Carlos A. Surraco es, seguramente, uno de los protagonistas importantes en el precoz y feliz desarrollo de la arquitectura renovadora en nuestro país. A pesar de ello, la contribución del realizador de obras tan valiosas como el Hospital de Clínicas, el Instituto de Traumatología y el Instituto de Higiene –por recordar solo tres–, es poco conocida. Aún no se han realizado los estudios que permitan catalogar en forma completa su obra, fecharla, relacionarla con las realizaciones simultáneas de otros arquitectos, ubicarla en su preciso contexto socioeconómico.

Debido a ello, la entrevista que se transcribe –solo parcialmente documentada– es nada más que un primer paso hacia la comprensión de su papel en el ambiente arquitectónico uruguayo de las décadas del 20 y del 30, período en que se desarrolló la parte fundamental de su extensa obra.

Se formó en una facultad de orientación académica, con todo el rigor y limitaciones que esa formación implicaba, pero que presentaba el carácter excepcional de mantenerse abierta a las nuevas propuestas que se venían planteando en Europa, considerando en pie de igualdad y como opciones posibles de lenguaje y organización frente a los planteos historicistas más atados a la tradición. Esta circunstancia evitó, en estas primeras etapas, un enfrentamiento radical entre lo “tradicional” y lo “moderno”.

En ese sentido es destacable la actitud aperturista que trasuntó la actividad docente desarrollada por el profesor José P. Carré, hombre de formación académica y que explica quizás la admiración de Surraco hacia una figura como la de Guadet. Decía en 1927: “Gaudet era moderno, eminentemente moderno, era constructivista(20), era el enamorado de la tradición como suprema enseñanza de sencillez, no lo contrario como se ha hecho en el mundo. Simplificar, exclamaba, simplificar siempre, y cuando se ha ya simplificado, simplificad aún…”(21).

Recibido en 1922, demuestra desde un principio su gran preocupación por los aspectos teóricos y doctrinarios, que explicita claramente en su artículo “Los rieles de nuestra arquitectura”(22), donde realiza consideraciones que siguen resultando de gran interés. Estas continuarán desarrollándose en forma implícita en su obra, en la que busca una adecuación de las propuestas de la arquitectura renovadora a las particulares condiciones del medio en sus aspectos de organización, de recursos tecnológicos y de acondicionamientos y que se afirman explícitamente en los conceptos expresados en sus escritos y en la revista que se produce.

A este respecto afirmaba el arquitecto Surraco en la exposición que realizó sobre el tema del Hospital de Clínicas, en el Rotary Club de Montevideo en 1956: “En nuestras obras se fueron contemplando los perfeccionamientos de técnica hospitalaria posteriores al Plan Quintela, porque hombres de una capacidad y dinamismo extraordinarios lo permitieron; y hoy, a tantos años de iniciados los trabajos, nuestro centro médico está en primer plano entre las realizaciones hospitalarias de América”(23).

Surraco empieza a actuar profesionalmente en el Uruguay de los años 20, país que estaba acercándose a su primer siglo de existencia con gran seguridad y confianza en sus posibilidades de crecimiento y modernización y en el que todavía se estaban implementando las grandes transformaciones que el batllismo había impulsado. La crisis mundial de 1929 se manifestará con fuerza en la década siguiente, limitando, sin duda alguna, ese optimismo, pero no frenará totalmente su impulso, tal como lo demuestran las importantes obras de equipamiento en lo territorial, en lo urbano, en las áreas sanitarias y educativas, que se realizaron en ese período, tanto más significativas si las comparamos con etapas posteriores de nuestro desarrollo histórico.

En ese sentido, el Hospital de Clínicas marca claramente ese proceso al mostrar que el Uruguay –que se planteó realizar un centro médico con los últimos adelantos en concepción hospitalaria y a una escala muy ambiciosa– no logrará equiparlo y habitarlo totalmente hasta varias décadas después. Lo dice el propio Surraco: “Las obras para el Hospital de Clínicas tuvieron una realización prolongada, hecho inevitable en las obras públicas de este país…” (Surraco, 1956).

Analizando su trayectoria, apreciamos claramente en sus primeras obras –realizadas junto con el ingeniero Topolansky– la influencia de la arquitectura doméstica europea de fines del siglo XIX y principios de nuestro siglo. En particular el legado de Van de Velde resulta evidente en la vivienda de la calle Francisco Vidal.

En el local comercial realizado para la firma Eugenio Barth y Cía. –posteriormente Suney SA– se distinguen rasgos que demuestran la familiaridad con las propuestas de lo que había de denominarse art déco. Los escalonamientos de los planos verticales y horizontales, los derrames generosos, las líneas onduladas, con rasgos reveladores de esa influencia, muy notorias en la fachada y algo más mitigadas en el interior. Se trata de una obra temprana, fechada por Surraco en la entrevista entre los años 1923 y 1924 y publicada en 1928. Comentando esa obra, afirmaba Juan A. Scasso: “El edificio de Eugenio Barth y Cia. es, a nuestro entender, una de las obras más acertadas de la arquitectura nacional de los últimos tiempos”(24), permitiéndonos percibir el acceso que estas nuevas propuestas tenían a los órganos oficiales de la profesión, así como el reconocimiento y apoyo mutuo de quienes buscaban profundizarlas.

Esta influencia art déco se manifiesta asimismo en ciertos detalles de la vivienda Levrero en Pocitos(25). También está presente la incidencia de la arquitectura comercial estadounidense en el local destinado a garaje para la compañía Ford, que estaba ubicado en la avenida 18 de Julio esquina Eduardo Acevedo(26).

Paradójicamente, en algunas manifestaciones no conservadas de la entrevista y en artículos publicados, Surraco expresa su tajante rechazo a esas modalidades compositivas. Dice Surraco: “Puede comprobarse que el constructivismo es el mejor antídoto contra el amaneramiento, contra el contagio. Que la ignorancia del verdadero valor de nuestra arquitectura es lo que conduce a este nuevo academicismo lamentable, nutrido directamente en la exposición de París de 1925. Estética sin consistencia, de obras provisorias, de estructuras saff y arpillera enharinada. ¡Así quieren resolver su problema los pseudoarquitectos de hoy! Con la complicación fastidiosa de planitos y redientes y canaleras que si fueron motivos frescos para dos o tres temas ligeros no constituyen de ninguna manera tesis consistente…” (Surraco, 1927).

De esta influencia art déco, que permite hacer una transición gradual de los principios compositivos de la enseñanza académica, eliminando sus asociaciones directas con los órdenes clásicos y afirmando la primacía de planos y volúmenes en la composición pero manteniendo los criterios de jerarquías y de relaciones entre vanos y llenos, se pasa, sin solución de continuidad, a una más profunda comprensión de las propuestas que se planteaban dentro del movimiento renovador que se desarrollaba en Europa.

Importa destacar que nuestra cultura arquitectónica recibe en este momento las diferentes propuestas –de las vanguardias europeas primero y de los más destacados protagonistas del movimiento renovador después– en forma global, como parte de un solo movimiento, sin distinguir todavía entre ellas, las distintas vertientes doctrinarias y de lenguaje que se manifestaban. Para una mejor comprensión de esa actitud, volvamos a las palabras del arquitecto Surraco: “Variedad inmensa de problemas y posibilidades que asaltan a esta sociedad maquinista, como la llama Le Corbusier, pero sin olvidar un instante que no ha existido jamás ningún artista improvisado (…) por eso es peligroso no iniciar a los jóvenes en la senda de los moderno ‘bueno’. Juzgar a Wright, conocer a Sullivan, juzgar a Hoffman, conocer a Otto Wagner, por eso es prematuro y sin ningún valor el juicio de los que desconocen a Pauly, Reneer, Seidl, Witzmann, Kammerer, Schontal, Sthal, al gran Poelzig, a Kaufman, a Fahrenkampf, a Van de Velde, a Perret, a Gropius, a Tony Garnier, a Taut, a oud, Bijvoet, Duiker, etcétera, etcétera” (Surraco, 1927).

Eso es lo que hace posible integrar influencias tan dispares como las de Dudok, Mendelsohn, Le Corbusier y tantos otros en obras que, sin embargo, presentan una coherencia y adaptación a su entorno que aún hoy nos resultan sorprendentes.

Esto es particularmente claro en realizaciones como el Hospital de Clínicas, que manifiesta volumétricamente la seguridad de las construcciones en altura de los Estados Unidos y que, en sus detalles, traduce un claro conocimiento de las arquitecturas alemanas y holandesa. Edificio que se levanta aislado en un parque, de acuerdo a los principios del urbanismo renovador, y que sin embargo buscaba relacionarse con la trama urbana a través de un amplio atrio de acceso horizontal.

También lo encontramos en el Instituto de Higiene, pabellón independiente del Hospital de Clínicas que, junto con el Instituto de Traumatología, intentan materializar tempranamente la idea de la ciudad en el verde, constituida por edificios aislados en un espacio continuo que los circunda. En él percibimos, además de una clara influencia del arquitecto Dudok, elementos –su acceso o las escaleras internas, por ejemplo–, de raigambre austríaca y en particular de la arquitectura de Hoffman, así como los ya citados rasgos del art déco.

Entendemos que esta superposición de influencias es uno de los aspectos más significativos de la arquitectura uruguaya de esas décadas, posibilitando una mayor libertad y adecuación de las obras a sus exigencias programáticas y de entorno y evidenciando gran riqueza y variedad de recursos expresivos.

La concentración del arquitecto Surraco en la realización del Hospital de Clínicas redujo mucho su obra posterior, que se limitó a sus trabajos para el Ministerio de Salud Pública que deberían, por cierto, ser estudiados en detalle. Los consultorios externos del Hospital Pereira Rossell, el Pabellón de Tuberculosis de Durazno, el Hospital Saint Bois, entre otros, muestran aspectos de interés que enfatizan la necesidad de conocer y documentar sus otras realizaciones para afirmar la apreciación de su trayectoria, en tanto arquitecto culturalmente sensible y comprometido con las necesidades de su medio.

Sería interesante además –para complementar una visión más integral de su personalidad– localizar sus propias tomas fotográficas, que permitirían comprender más claramente los aspectos que el jerarquizaba y destacaba en sus obras, ya que desarrolló a lo largo de toda su vida su pasión por ese medio expresivo.

La conjunción del interés programático de sus obras, con valores compositivos muy destacables y con un respeto a la ciudad que asegura su buena inserción en el entorno urbano, ubican la arquitectura de Surraco como una contribución fundamental a ser tenida en cuenta en la necesaria profundización y estudio crítico del movimiento renovador de nuestro país en los años 20 y 30. De ella podemos extraer, no nos cabe duda, muy útiles enseñanzas para el momento presente.

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(19) Publicado en Arquitectura, Nº 259, Montevideo, SAU, diciembre de 1989; pp. 2-13.

(20) Surraco emplea aquí el término “constructivista” en el sentido de rigor constructivo y organizativo.

(21) Surraco, Carlos A. “La pseudo arquitectura moderna”, Arquitectura, Nº 114, Montevideo, SAU, mayo de 1927; p. 101.

(22) Surraco, Carlos A. “Los rieles de nuestra arquitectura” Arquitectura, Nº 65, Montevideo, SAU, 1923; p. 61.

(23) Surraco, Carlos A. “Algo sobre el Hospital de Clínicas”. Folleto sobre el tema desarrollado en la reunión de Rotary Club de Montevideo el 13 de marzo de 1956. Montevideo, setiembre de 1956.

(24) Scasso, Juan A. “Edificio Comercial”. Arquitectura, Nº 124, Montevideo, SAU, marzo de 1928; p. 61.

(25) Ver Arquitectura, Nº 109, Montevideo, SAU, diciembre de 1926; p. 275.

(26) Ver Arquitectura, Nº 107, Montevideo, SAU, octubre de 1926. pp. 229-230.


Algunas realizaciones y proyectos:

c.1920 Vivienda Hugo Tidemann. Camino Castro y Pena, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1923 Galpón de club de remo “Deutscher Ruder Verein Montevideo” Santiago Vázquez, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1923 Galpón para Dr. José Sienra Carranza. Guaviyú esq. Isidoro de María, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1923 Vivienda particular Dr. Carlos Mascaró Reissig. Av. Samayúa esq. Av. Sarmiento, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1924 Vivienda particular Dr. Luis Surraco. Soriano y Cuareim, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1923 Vivienda particular Eugenio Barth. Av. Brasil, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1923 Vivienda particular Pardiñas. Av.Sarmiento entre Julio Herrera y Reissig y Patria, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1923 Vivienda Schaich Gottlob. Sarmiento entre Patria y Victoria, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1924 Dos viviendas para Luis Arijón. Av. Brasil 2452-2456, esq. Obligado, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1924 Garaje Ford, Agencia. Av.18 de Julio esq. Eduardo Acevedo, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1925 Local Comercial Barth & Cía.,Eugenio. 25 de Mayo Nº737 esq. Juncal, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1924 Vivienda particular de Francisco Barlaro. Br. España entre Ellauri y Berro. Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1924 Vivienda particular, consultorio y comercios del Dr. Luis Surraco. Soriano y Cuareim. Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1924 Dos viviendas Alejandro Mautone. Av. 18 de Julio entre Juan Paullier y Patria, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1924 Dos viviendas simétricas Amado Ramírez. Tiburcio Gómez entre José Pedro Varela y Jacinto Vera, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1925 Vivienda de apartamentos y comercios de Luis Arijón. Av. 18 de Julio entre Julio Herrera y Obes y Río Branco. Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1925 Barraca Otegui Hnos. Rondeau,Gral. esq.Tajes,Gral. Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1925 Vivienda individual de Luis Topolansky. Guayaqui esquina Libertad, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1925 Vivienda individual de Luis Topolansky. Guayaqui esquina Libertad, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1926 Vivienda individual de Luis Topolansky. Libertad y Guayaqui. Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1926 Vivienda individual de Carlos Surraco. Irigoitía esquina Hermanos Ruiz. Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

c.1926 Vivienda Levrero. 26 de Marzo 1006-1010, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

c.1926 Vivienda Herman Topolansky. 26 de Marzo 1016 y Cavia, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

c.1926 Vivienda Ricardo Bayer. Francisco Vidal 674, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

c.1926 Vivienda Salvador Susena. Eduardo Acevedo 1438-1440, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

c.1926 Vivienda Corina Cassarino de Hoffmann. Luis de la Torre 919 entre Bv. España y Sarmiento, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

c.1926 Vivienda Agustín de Ocampo. Jaime Zudañez, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1926 Vivienda Cayetano Lorieto. San Salvador y Brito del Pino, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1926 Vivienda Amalia C. de Domínguez. Rambla Wilson entre J. M. Pérez y J. Zudáñez, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1926 Vivienda Hugo Andrés Surraco. Hermanos Ruiz esq. Irigoitía, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1927 Proyecto de departamentos propiedad Sr. Alfredo Sóñora. Durazno 1630-36 esquina Minas, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1928 Ampliación Colegio María Auxiliadora. Canelones esquina Magallanes, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1928 Vivienda particular de María Ibarburu. Br. Artigas esquina Cololó, Montevideo, Uruguay. Con Ing. Luis Topolansky.

1929 Vivienda de apartamentos de renta de Carmelo Turturiello. Soriano 777-783 entre Florida y Ciudadela, Montevideo, Uruguay.

1931 Vivienda Maya y Silva. Avda. Agraciada Nº3359, Montevideo, Uruguay.

1928-1953 Hospital Clínicas “Dr.Manuel Quintela” Concurso Centro Médico, primer premio. Av. Italia, Montevideo, Uruguay.

1928-1929 (concurso Hospital de Clínicas) -1940 (inauguración) Instituto de Higiene Concurso Centro Médico, primer premio. Avda. Dr. Alfredo Navarro 3051, Montevideo, Uruguay.

1936-1941 Instituto de Traumatología Proyecto para el Banco de Seguros del Estado. Gral. Las Heras 2085, Montevideo, Uruguay.

1936-1938 / 1941 (ampliación)  Consultorios Externos del Hospital Pereira Rossel - Pabellón Alejandro Beisso. Bulevar Artigas 1590, Montevideo, Uruguay. Óscar Brugnini (proyectista), Carlos Surraco (asesor).

c.1938 Pabellón de Tuberculosos. Maciel, entre Miguel C. Rubino y Dr. Morquio, Durazno, Uruguay. José M. Ambrosoni (proyectista), Carlos Surraco (asesor)

c.1937 Pabellón de Tuberculosos. 18 de Julio 462, Colonia del Sacramento, Colonia, Uruguay. Alberto Muñoz del Campo (proyectista), Carlos Surraco (asesor)

1938-1942 Hospital Saint Bois, Pabellón Martineré. (Pabellón para Mujeres) Camino Fauquet 6358, Montevideo, Uruguay. Con Sara Morialdo.

1952 Ampliación Hospital Italiano. Jorge Caning esq. Bv. Artigas, Montevideo, Uruguay.

 

Escritos del arquitecto:

“Los rieles de nuestra arquitectura”. En Arquitectura. Montevideo: Sociedad de Arquitectos del Uruguay, abril 1923. N°65, p.61.

“Formas Nuevas”. En El Progreso Arquitectónico en el Uruguay. Montevideo: setiembre de 1926. N°5, pp.10-11.

“Impuesto a la edificación inapropiada”. En El Progreso Arquitectónico en el Uruguay. Montevideo: octubre de 1926. N°6, pp.4-5.

“La pseudo arquitectura moderna”. En Páginas de Arte n° 4. Montevideo: marzo de 1927, pp. 7-8. Republicado en Arquitectura. Montevideo: Sociedad de Arquitectos del Uruguay, mayo 1927. N°114, pp. 100-101.

“Los estilos en la decoración arquitectónica”. En Páginas de Arte n° 4. Montevideo: marzo de 1927. p. 8.

“El hospital de Clínicas de Montevideo”. En Arquitectura-Economía. Montevideo: 1935. Nº 184, pp.16-17.

“Sobre nuestro futuro Hospitalario”. En El Progreso Arquitectónico en el Uruguay. Montevideo: c.1938. N°102, pp.28-37.

“Sobre el punto de vista en fotografía”. En Hogar y Decoración. Montevideo: c.1947. N°23-24.p.683.

“Sobre valores plásticos revelados por la fotografía”. En Hogar y Decoración. Montevideo: 1948. N°25-26.pp.728-729

“Conceptos para juzgar Fotografías”. En Hogar y Decoración. Montevideo: c.1949. N°27.p.749

“Sobre conceptos para juzgar Fotografías”. En Hogar y Decoración. Montevideo: c.1949. N°28.p.804

“Algo sobre los aportes de los médicos”. En Hogar y Decoración. Montevideo: 1950. N°30.pp.880-881

“Algo sobre Fotografía”. En Hogar y Decoración. Montevideo: 1951. N°31.pp.905-906

“Temas sobre Fotografía”. En Hogar y Decoración. Montevideo: 1952. N°32.p.956.

“La obra del arquitecto Julio Vilamajó”. En Hogar y Decoración. Montevideo: 1950. pp.812-813.

“Algo sobre el hospital de Clínicas”. Folleto sobre el tema desarrollado en la reunión del Rotary Club de Montevideo el 13 de marzo de 1956. Montevideo, setiembre de 1956.

“La arquitectura en el Uruguay”. En El Plata, edición especial del cincuentenario 1914-1964. Ciencia, Arte, Cine, Teatro, Televisión. Montevideo, 1964. Nº9, pp. 48-51.

 

Ver ademas:

AAVV. Revista Arquitectura, N°151. Montevideo: Sociedad de Arquitectos del Uruguay, 1930.

AAVV. “La Aldea Feliz. Episodios de la Modernización en Uruguay”. En La Biennale di Venezia 14. Mostra internazionale di architettura. Montevideo: Facultad de Arquitectura, MEC, 2014.

AAVV. Hospital de Clínicas de Montevideo. Génesis y realidad (1887-1974). Montevideo: Bioerix Laboratorios I+D, 2011.

Arana, M., y Garabelli, L. Arquitectura renovadora en Montevideo 1915-1940. Montevideo: Fundación de Cultura Universitaria, IHA, Facultad de Arquitectura, 1991.

Artucio, L. Montevideo y la arquitectura moderna. Nº 14. Montevideo: Nuestra Tierra, 1971.

Barriola, Rey & Mendizabal. Montevideo AfueraMontevideo: El País, 2015.

Giuria, J. La arquitectura en el Uruguay, Tomo II. Montevideo: Imprenta Universal, 1955.

IHA. Modernos. Montevideo: Facultad de Arquitectura, Universidad de la República, 2015. Disponible en https://issuu.com/iha.fadu/docs/modernos-set-2015

IHA. Vitruvia. Año 4. Nº4. Montevideo: Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo, Universidad de la República, 2018.

IMM, Facultad de Arquitectura. Guía Arquitectónica y Urbanística de Montevideo. Montevideo: Intendencia Municipal de Montevideo. Facultad de Arquitectura, Universidad de la República. Junta de Andalucía, 2008.

Loustau, C. La Influencia de Italia en la Arquitectura Uruguaya. Montevideo: Instituto Italiano di Cultura, 1998.

Lucchini, A. Ideas y formas en la arquitectura nacional. Montevideo: Nuestra Tierra nº 6, 1969.

Lucchini, A., Paris, B., Faraone, R., Oddone, J., Real de Azúa, C., Muras, O., Ardao, A., Buño, W., Ayestarán L., Salgado, S. Cronología comparada de la historia del Uruguay 1830-1945, Montevideo: Udelar, 1966.

Lucchini, A. El concepto de arquitectura y su traducción a formas en el territorio que hoy pertenece a la República Oriental del Uruguay. Libro Segundo.

Montevideo: UdelaR, 1988.

Rey, W. Arquitectura moderna en Montevideo (1920-1960). Montevideo: Facultad de Arquitectura, Universidad de la República, 2012.